El Art Nouveau rompió radicalmente con los cánones clásicos que hasta el siglo XIX marcaban el gusto estético occidental desde la antigüedad grecorromana. En su exuberante naturalismo; elementos florales y fauna se convierten no solo en ornamento sino en el centro de interés. Los elementos estructurales dejan de ser únicamente eso y se vuelven también elementos decorativos.
La suavidad de tonos apagados y engamados y, en general, una gran delicadeza en forma de piezas casi etéreas de fluidas curvas y geometría orgánica caracterizan este periodo.