Tras la encantadora tosquedad del medievo, el inmenso refinamiento artístico que se da partir del siglo XV nos dejó elaboradas piezas cargadas de un marcado simbolismo que si bien bebe de la antigüedad, deriva, principalmente en el mundo de la vestimenta, en una estética totalmente nueva. Revolucionarios métodos en el tallado de piedras y el trabajo del metal dan lugar a joyas de gran riqueza y detalle, en las que las esmeraldas, amatistas y granates se vuelven protagonistas en compañía de la siempre presente perla.
Renacimiento
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